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¿Por qué gana siempre La Concertación?

Por Mauricio Jelvez

El artículo “¿Por qué pierde siempre la derecha?”, de Engel, Galetovic y González, en Reportajes del domingo 10 de marzo, me estimuló a escribir una versión desde la otra cara de la moneda, analizando fortalezas de La Concertación.

La tesis central de sus autores sostiene que las principales debilidades de la derecha para ganar la preferencia del electorado, recae en tres factores relacionados: i) la mayor propensión en el país a votar por el centro; ii) la asociación de sus liderazgos presidenciales con posturas más cerca del polo de derecha que de centro y, iii) una falta de pragmatismo para alejarse de su imagen como defensores de los intereses empresariales, restándoles credibilidad ante el electorado de centro.

Como complemento, algunos datos leídos en clave socio-cultural, dan luces sobre las ventajas comparativas de La Concertación.

Así, los informes de Desarrollo Humano en Chile 2000 y 2002, proporcionan los siguientes registros:

Primero: La imagen que nos identifica más se vincula con la afirmación “Sueño con un país más igualitario”, que concentra el 35% de las preferencias; el 8% sueña con un país más protector, mientras que un 19% declara soñar “con un país donde se respeten los valores tradicionales”.

Segundo: Al responder ¿cuál de los siguientes sentimientos lo representa mejor frente al sistema económico chileno?, 74% de los consultados se inclina por sentimientos negativos (inseguridad, enojo, pérdida) y sólo 23% manifiesta sentimientos positivos (confianza, entusiasmo, orgullo).

Tercero: Cuando se pregunta ¿Cómo se sienten frente al desarrollo económico?, 52% se declara Perdedor y 38% Ganador. El 10% restante ns/nr.

Y esto no podría ser de otra forma, pues el 77% de los hogares viven con un ingreso inferior a $ 500.000

Al analizar los sentimientos, surge nítida la mayor sintonía de éstos con el conjunto de políticas públicas aplicadas desde 1990 por La Concertación.

El aumento sostenido del gasto social; las reformas laborales y tributarias; las políticas sociales dirigidas a combatir la pobreza y erradicar la indigencia; el rol más activo del Estado para apoyar el desarrollo productivo y las medidas de apoyo a las PYMES; la propuesta de Reforma Previsional y la decisión de construir las bases de un sistema de protección social como dos ejes centrales del Programa de la Presidenta Bachelet, son evidencias empíricas contundentes que conectan coherente y consistentemente a la coalición de gobierno con las aspiraciones de una mayor igualdad y protección que demandan los chilenos y chilenas.

Eso no ocurre con la derecha, que aún muestra ataduras con una cierta ortodoxia neoliberal que limita una comprensión más empática con las necesidades y sueños de los chilenos. La insistencia en un recetario liberal que promueve mayor flexibilidad laboral; mayor desregulación de la economía; reducción de la carga tributaria; jibarización del Estado, los congela en la posición de un proyecto país que fue derrotado en la elección presidencial de diciembre 1989.

Paradógicamente, si bien La Concertación, en términos relativos, está más cerca del ideario del cambio, ello no significa que esto no pueda modificarse y que la derecha no tenga una oportunidad, toda vez que estos datos fueron recogidos cuando ya se estaba en el tercer gobierno de la Concertación.

Columna publicada en El Mercurio en Marzo de 2007