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La CASEN 2006 y Chile en la OCDE: nuevos desafíos

Por Mauricio Jélvez

Aunque el refrán dice que las malas noticias no llegan solas, esta vez es al revés. Primera, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional 2006 nos trae una muy buena noticia: disminuyó en cerca de 700 mil personas el número absoluto de pobres en los últimos tres años (siempre es preferible hablar de personas que de porcentajes cuando se trata de pobreza) y la desigualdad tuvo un pequeño retroceso pasando de un Gini de 0.57 a 0.54 (siendo 0 total igualdad y 1 total desigualdad).

Segunda, Chile ha recibido el honor de ser invitado a formar parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que es el club de los 30 países con mayor desarrollo en el mundo.

Ambas buenas noticias, ocurridas en un lapso muy corto de tiempo, obedecen a un trabajo desplegado en el largo plazo y que podemos resumir en la siguiente afirmación: nuestro país está haciendo bien las cosas (con la lamentable y dolorosa excepción del Transantiago), por ello, sus políticas públicas concitan reconocimiento internacional y sus resultados van en la dirección deseada de acuerdo a lo que corresponde a una coalición de centro izquierda.

Ahora bien, si relacionamos la Casen 2006 con la realidad de los países de la OCDE, no veo sino desafíos. Mientras la Casen nos sitúa como el país más exitoso, en el contexto latinoamericano, en su lucha contra la pobreza, la comparación en igualdad con la OCDE nos ubica en una situación muy desmejorada. Así es, en promedio el GINI de estos países alcanza a 0.33, mucho más igualitario que el nuestro.

Entonces, ante las preguntas: ¿con quién nos comparamos? Y ¿cómo nos comparamos?, la respuesta desafiante es: con el mundo desarrollado y en equidad.

Para ello, nuestro ingreso a la OCDE debe llegar a ser una fuente de nuevos aprendizajes, toda vez, que el desarrollo de estos países tampoco es fruto del azar. Optaron por políticas públicas que hicieran posible el desarrollo con la equidad y la cohesión social, estructurando, sobretodo los países europeos, un pacto social sustentado en un pacto fiscal.

Estos países, tienen en promedio una relación entre carga tributaria y PIB del 38%, duplican la nuestra. No hay duda, si queremos darnos un salto hacia un mayor desarrollo productivo y hacia una mayor igualdad, tendremos que procurar un nuevo pacto fiscal, gradual y sostenible en el tiempo, que haga viable este desafío.

Idealmente, este nuevo pacto debiera contar con la participación de la derecha, de manera que puedan ser co-responsables de un país que sigue haciendo las cosas bien y es un digno miembro de la OCDE, que es por lo demás lo que hace la derecha política europea cuando llega al poder.