Chile actuó con seriedad en el complejo escenario energético; sacó lecciones y tomó el control de su futuro.

En el marco de una nueva reunión de la Comisión de Sustentabilidad Ambiental y Social del Centro de Estudios del Desarrollo – CED,  Gabriel Méndez, especialista de la Comisión Nacional de Energía, abordó el tema “Sustentabilidad del tema energético en Chile”.

La exposición comenzó con la identificación de los factores que se conjugaron para hacer que nuestro país se viera enfrentado a una real crisis energética. Entre ellos, el experto destacó los cortes en los envíos de gas natural desde Argentina; la sequía del período 2007-2008; la fuerte alza en los precios de los hidrocarburos (2004 – 2008); la falla de importantes centrales; la reducción de disponibilidad de la central Salta; y el terremoto en el Norte (2007)

Pese a este complicado escenario, hubo capacidad de reacción y proactividad. La coyuntura fue superada gracias al reemplazo de gas natural e hidroelectricidad por diesel; a una acertada estimación de la demanda; al aumento de la capacidad instalada; a la llegada del gas natural licuado (GNL) y a importantes inversiones en logística diesel, entre otras medidas han permtido asegurar el suministro para los próximos años.

Sin embargo, Méndez fue enfático al señalar que se deben sacar lecciones de la situación vivida y construir una mirada a largo plazo en materia de energía. De esta manera, se debe dar la importancia que requiere este sector, estando atentos y liderando su evolución, en lugar de estar permanentemente solucionando crisis.

Destacó que la Comisión Nacional de Energía ha definido una política energética de largo plazo que permitirá transformar el sector de acuerdo con las necesidades actuales, a través de un proceso de adaptación a las características del entorno.

Con esta política, el país estará preparado ante los desafíos energéticos que deba enfrentar. Reconoció que pese a este esfuerzo, aún hay grandes temas a los que dar una respuesta adecuada como son: contar con energía suficiente para cubrir los requerimientos de un país en crecimiento; limitar la demanda a lo estrictamente necesario; diversificar matriz para evitar riesgos de suministro y de precios; mantener la competitividad ante el encarecimiento de la energía; compatibilizar desarrollo energético con desarrollo local y cuidado del medio ambiente; minimizar los riesgos e impactos del cambio climático; aprovechar oportunidades internacionales (avances tecnológicos, políticas públicas, integración, etc.); asegurar un suministro equitativo a toda la población; prepararse para enfrentar situaciones críticas de suministro y de precios; y, uno de los temas centrales, contar con una institucionalidad y el marco normativo necesario para responder a los nuevos desafíos.

Todos estos puntos ya han sido abordados por la autoridad y los expertos están trabajando en ellos. Por esta razón y, pese a que en materia energética el escenario es diverso y complejo, se puede asegurar que es mucho lo que ya se ha avanzado en estos 4 años de Gobierno.

Por ejemplo, se ha más que duplicado la capacidad instalada de ERNC (energías renovables no convencionales) para generación eléctrica, pasando de 286 MW (2,4% de la capacidad instalada total) a fines del 2005 a 600 MW (4%) a fines del 2009. En esta misma línea, desde el año 2004 han ingresado al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, proyectos ERNC por 2.000 MW. También se ha avanzado en utilización de nuevas tecnologías: eólica, biogás, perforaciones geotérmicas, lo que ha permitido – sólo para ilustrar su desarrollo- que la energía eólica aumente durante este período desde 2 MW a 200 MW; además de los 1.600 MW aprobados o en evaluación.

Junto con estos importantes logros, se está en espera del primer proyecto de generación eléctrica en base a biogas obtenido desde un vertedero.

A todo lo anterior, se deben sumar los esfuerzos que han permitido generar consorcios tecnológicos para biocombustibles de segunda generación y proyectos piloto solares para generación eléctrica.

Así, se puede aseverar que nuestro país enfrentó la crisis; la superó; sacó las lecciones necesarias; y dio origen a una Política Energética que ha permitido abordar los nuevos desafíos asegurando la sustentabilidad.

Esto se puede afirmar puesto que es un hecho que gracias a la seriedad y calidad de este trabajo, el escenario para el 2020 es absolutamente favorable: No enfrentaremos riesgo de suministro; habrá un uso más eficiente de energía, la que se obtendrá de una matriz más diversificada; se contará con una fuerte presencia de energías renovables(nuevos proyectos hídricos y participación creciente de ERNC); habrá una diversificación de proveedores; y se contará con un suministro local de carbón.