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Desalojo y alternancia en el poder

Por Sergio Micco*

La actual política de la Derecha, de ser hegemonizada por la tesis del “desalojo”, puede terminar paradojalmente por robustecer a la coalición de gobierno con miras al 2010. Para algunos, si la Derecha quiere perfilarse como una real alternativa de gobierno, no puede cumplir la función de simple mejora y perfeccionamiento de los proyectos oficialistas. Esa loable función patriótica sería inaceptable para los adherentes del “desalojo” por la sencilla razón que “por el bien del país, la Concertación debe irse del gobierno”. Ello haría aconsejable aplicar el principio de la alternancia en el poder.

Sin embargo, lo cierto es que el tan mentado principio democrático no existe. Veamos. Lo que la democracia exige es que las elecciones sean limpias, libres, regulares y competitivas. Cada cierto lapso, los que están en el gobierno van a elecciones, en las que someten a evaluación lo hecho ante el pueblo. Si este lo decide, una coalición política, largamente instalada en el poder, podrá permanecer en él. A este argumento normativo, Giovanni Sartori, politólogo italiano, agrega que el análisis empírico de las democracias desarrolladas habla más bien de la estabilidad de los partidos en el gobierno, más que de alternancias sucesivas. Agrega un juicio político de carácter prudencial. En efecto, “… una oposición irresponsable y puramente demagógica amenaza mandar a pique a cualquier democracia”. En efecto, una oposición inconstitucional e irresponsable no debe llegar al gobierno.

Pasquino, otro politólogo italiano, sostiene una posición más favorable a la alternancia. Así nos dice que sin ella “las instituciones sufren, la democracia se bloquea, las fuerzas políticas, tanto de gobierno como de oposición, se vuelven irresponsables, aumenta la posibilidad de corrupción y se produce la decadencia del personal político gobernante”. Sin embargo, lo paradójico de la Derecha chilena, buscando la alternancia, está utilizando la táctica errada. En efecto, el citado Pasquino, demuestra que lo que tiende a impedir el cambio, en sistemas bipolares y moderados como el chileno, es justamente que la oposición se polarice en contra del gobierno. Crea así un abismo entre ambos; abismo que es imposible cruzar para los desencantados del gobierno y los indecisos de siempre. Estos estarían dispuestos a votar por la oposición, siempre y cuando ella demuestre que es constitucional y responsable, y que además ofrezca un cambio no traumático. Y eso justamente es lo que no hizo la oposición española y no están haciendo los partidarios chilenos del desalojo.

Publicado en La Segunda el miércoles 19 de marzo de 2008

*Director Ejecutivo del CED. Abogado, master en ciencia política y doctor en filosofía