La última sesión del Taller CED “Políticas Públicas para una mejor Democracia”, realizada el martes 26 de septiembre, estuvo dedicada al tema “Chile en América Latina”. Para conocer el contexto de las relaciones exteriores con sus énfasis y ejes, así como también para reflexionar sobre las tareas que demandan la integración latinoamericana, especialmente a las nuevas generaciones, fueron Juan Eduardo Furche –cientista político egresado el Magíster de Ciencia Política, Seguridad y Defensa de la ANEPE- y Sergio Micco –abogado, cientista político y Doctor en Filosofía, actual Presidente del CED y académico de la Universidad de Chile- quienes a través de exposiciones de calidad y motivadoras, abrieron luego el espacio a la discusión e intercambio de visiones.
Juan Eduardo Furche, explicó el contexto y evolución de la política exterior chilena en relación con lo que se denomina “barrio” (por su cercanía y pertenencia geográfica). Para ello se refirió primero a la imagen que proyectamos como país, la que evidentemente está marcada por la situación geográfica y obstáculos naturales que hicieron de Chile un “país isla”, escenario que pese a que comenzó a cambiar en la primera mitad del siglo pasado, condicionó la forma en que nos vemos: diferentes, más precisos, serios y estructurados.
Posteriormente se revisaron las críticas internas y externas que diferentes actores han planteado. Mientras desde el exterior se desliza que pese a ser un país que se encamina el desarrollo, caracterizado por su seriedad y hacer las cosas bien, se comporta como un país solitario, poco colaborativo y reticente a la integración. En tanto desde dentro, las críticas apuntan a la aislación política y a una integración centrada en lo económico.
Sin embargo, y en sentido opuesto a lo anterior, el Gobierno de Chile ha definido un trabajo sostenido por romper el aislamiento, fortalecer el comercio y las relaciones políticas. “Chile trabaja y está interesado en su integración regional”, sostuvo Furche. Es así como el país ha adherido a acuerdos y alianzas y, en materia comercial, si bien se ha fortalecido aún se requiere generar cadenas de valor para salir al mundo con productos diferentes a los exportados tradicionalmente (cobre y sus derivados, frutas, madera, los, principales).
Luego, fue Sergio Micco el encargado de advertir sobre las responsabilidades que como nueva generación, los jóvenes deben asumir en la tarea por la integración regional. Para ello comenzó marcando las diferencias entre los diferentes tiempos y formas de ver el proceso de integración. Mientras que para los jóvenes de hoy la individuación, el pluralismo, la globalización y avances tecnológicos gobiernan el mundo occidental, para la anterior, especialmente aquella que creció en Dictadura, “individuación era sinónimo de individualismo, el pluralismo muchas veces era visto como corporativismo, la globalización a manos de los norteamericanos y los soviéticos la llamábamos imperialismo y el impacto de la ciencia y de la técnica debía ser gobernada por la palabra y el discurso hechas religión universal, filosofía humanista o ideología mundial”, señaló Sergio Micco.
Luego de un bello recorrido por la historia de Chile y Latinoamérica desde los albores independentistas hasta nuestros días y bajo la óptica de autores y pensadores de nuestro continente como Jorge Ingenieros; Gabriela Mistral, Arturo Uslar Pietri y Gabriel Valdés –Canciller de Eduardo Frei Montalva y fundador del CED-, revisó desde las experiencias fallidas hasta llegar a una visión más esperanzadora con la redemocratización de la región hacia fines del siglo XX. En este mismo sentido, destacó experiencias de otros países en distintos continentes que lograron superar las diferencias incluso aquellas que se creían irreconciliables.
De lo anterior, se deprendieron los principales desafíos y tareas que sugiere para conseguir la integración de los pueblos latinoamericanos. Entre ellas: “superar un desafío de psicología colectiva; dejar atrás muestra identidad herida, ese fatalismo indiano, enfermedad sagrada latinoamericana y cambiarlo por una América Latina que se ame a sí misma; …superar el desafío cívico del caudillismo para alcanzar una América Latina republicana que ame la ley que su pueblo se dio, y que la acate y cumpla sin vacilar; …enfrentar el desafío cultural del nacionalismo, y de la fragmentación interna y externa; …superar el insularismo y promover una América Latina integrada; asumir el desafío globalizador; la integración económica como un instrumento para alcanzar objetivos políticos”.
Luego de las intervenciones, los asistentes plantearon interrogantes a los expositores y compartieron puntos de vista y comentarios con la audiencia.