La consideración de la educación como bien de consumo ha generado un iracundo cuestionamiento, especialmente en ciertos sectores ideologizados del estudiantado y de la izquierda extrema, en medio del intenso debate de la reforma educacional. Se ha transformado en el símbolo de la tan criticada “mercantilización de la educación”.
Sin embargo, es conveniente tratar de precisar el contenido de este objeto de pasiones… (continuar leyendo en Diario Financiero)