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Centro de Estudios del Desarrollo participa de encuentro en el Ministerio del Trabajo

En la instancia, nuestro investigador Marco Vásquez propuso bases para modificar el sistema contributivo y principios aplicables.

El abogado Marco Vásquez, investigador del Centro de Estudios del Desarrollo (CED), participó del encuentro que sostuvo el subsecretario de Previsión Social, Christian Larraín, con distintos centros de estudios del país. 

En la instancia, Vásquez abordó el sistema de Pensiones, entregando las bases para la modificación al sistema contributivo y los principios aplicables. En específico comentó que “las consecuencias de las bajas pensiones del sistema actual, (…) nos ha demostrado que la sola contribución personal a la formación de los “ahorros previsionales”, no ha sido suficiente para la constitución de pensiones adecuadas y dignas para las personas, las que se han debido mejorar con el establecimiento de componentes solidarios fiscales como fue el Aporte Previsional Solidario (APS) de Vejez en 2008 y con la actual PGU”. 

En esa misma línea, el abogado propuso una serie de puntos a considerar, de acuerdo a las reformas que ha tenido el sistema de pensiones, explicando que “será fundamental que la cuantía de tal prestación vaya progresivamente aumentando más allá de la reajustabilidad ya incorporada”. Además, agregó que es necesario que “la reforma contributiva reconozca elementos de perfeccionamiento más allá de la capitalización individual actual y que tenga presente los parámetros principales de la reforma así como un claro cumplimiento a los principios que inspiran, orientan e interpretan a la seguridad social”. 

Entre las consideraciones, Vásquez destacó los factores paramétricos. En primer lugar, “las expectativas de vida y la pertinencia de una tabla unisex, para eliminar la discriminación entre mujeres y hombres al momento de calcular las pensiones a recibir”. En segundo lugar, “las tasas de cotizaciones en que, desde el 10% actual se plantee un aumento de al menos un 6% adicional, con cargo al empleador, con adecuada gradualidad en su aplicación”. En tercer lugar, “la densidad de las cotizaciones, por cuanto un sistema sin una contribución permanente al mismo, afectará las prestaciones a recibir, lo que requiere de una vinculación con el mercado laboral formal, los incentivos para cotizar y una reestructuración al sistema de cobranza previsional que detecte alertas tempranas ante el no pago de los empleadores de las cotizaciones”. 

En cuarto lugar, Vásquez destacó la edad de jubilación. “Siempre complejo de determinar desde la perspectiva política, puede estimarse su definición en un organismo técnico especializado bajo parámetros objetivos y sustentables, sin perjuicio de mantener los beneficios no contributivos desde los 65 años”. Y por último, como consideración expuso que “el cálculo de los beneficios del sistema debería integrarse a los tiempos de cotización, permitiendo que, a mayor tiempo cotizado, mayor sea el monto del beneficio a obtener en atención a las remuneraciones, rentas y/o subsidios de los últimos años”. 

Y explicó que, en definitiva, “la reforma de pensiones deberá buscar un nuevo entramado estructural, atendida la consagración que da actualmente el borrador de Constitución a la garantía fundamental de seguridad social. (…) Todo lo anterior con la finalidad de buscar una mayor cohesión social, confianza en el futuro sistema y garantizar a los adultos mayores la obtención de pensiones que les aseguren una vida digna en la vejez”.