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Chile no se jodió, como el Perú, pero estamos haciendo méritos

Se podría pedir una asesoría especializada a Mario Vargas Llosa, para que hiciera un diagnóstico sobre la trayectoria futura de Chile, pues inquieta.

En las últimas semanas han ocurrido varios hechos, que no ponen en riesgo la situación general del país, pero señalan problemas serios, y pueden ser síntomas de algo más de fondo.

La Cámara de Diputados tomó el acuerdo, con escasa oposición, de recomendar al Gobierno que proponga que el Transantiago sea gratis. Obviamente se enmarca en esta tendencia de muchos parlamentarios que desconocen el principio de la escasez, los recursos fiscales son ilimitados y en el pedir no hay engaño.

Para obviar la mala cara del ministro de Hacienda, proponen que sea financiado a costa de algunos usuarios en forma enteramente discriminatoria e injusta. Los recursos que actualmente se destinan al transporte de la regiones los olvidaron ¿también se eliminan? Es cierto que el Transantiago ha sido un zapato chino para el Gobierno, y con está dando vueltas desde hace casi 3 años sin encontrar solución.

A pesar de los temas pendientes, el 17 de enero no se pudo efectuar la primera sesión de la Cámara de Diputados por la inasistencia de los honorables; la justificación sería que habían decidido irse a Valparaíso en el Transantiago.

Algunos candidatos presidenciales señalan que harán su programa de gobierno directamente con la ciudadanía, rechazando el gran avance republicano que es la democracia representativa. No serán pocos los que posteriormente reclamen que “no leyeron el programa”.

Esta situación que ha caracterizado al Gobierno, en que existen derechos pero no deberes y menos responsabilidades, en el Registro Civil se descontaron cinco días de sueldo a los trabajadores que estuvieron en paro durante 39 días, porque no pudieron constatar que la mayor parte de  los empleados no asistieron al trabajo, a pesar que el resto del país lo presenció por la TV y lo sufrieron quienes necesitaban la documentación en forma urgente.

El Rector Vivaldi, encabezando a las universidades estatales, propuso seriamente que los planteles del Estado debieran ser gratuitos, en “una más” de sus originales ideas, propias de un mundo cuando los planteles eran pequeños, con una matrícula del orden del 10% de los estudiantes actuales, en que las entidades hacían muy poca investigación científica y las profesores con jornada completa eran escasos. Ante esta propuesta cercana, al surrealismo, el ministro de Hacienda no va a tener pesadillas.

Pero, ¿Cómo se podría financiar?¿También serían gratis los diplomados, incluso los MBA? ¿Quitando recursos a la Educación Superior que “lucra”? ¿o a la UC, esperando la próxima glosa?

Por fortuna, el Rector Vivaldi no se ha sumado a los deseos de dirigentes del club deportivo de la “U”, que quieren comprar el Estadio Nacional.

En este loquero no podía estar ausente el gran empresariado. Aparentemente, después de hacer una rigurosa consulta a los micro y pequeños empresarios de la zona o del país (no hay claridad sobre aquello), el dirigente máximo de la SOFOFA, no se sabe si para distraer la atención del tema del papel confort y los pañales, determinó solemnemente que en la Araucanía no existía el Estado de Derecho. Todos sabemos el poder de la SOFOFA, pero no se sabía que en sus manos estaba determinar su cumplimiento y extensión.

La cereza de la torta ha sido lo ocurrido en los pasos fronterizos con la avalancha de turistas extranjeros, especialmente argentinos. Los últimos días en el paso Libertadores, las filas de vehículos en espera para ingresar a Chile alcanzaron 15 kilómetros y 6 horas de espera.

Los antecedentes conocidos indicaban que era necesario tomar precauciones para enfrentar esta situación, especialmente por el gran beneficio que significaba un paso expedito para los visitantes y para el turismo nacional, los otros favorecidos con el flujo.

Resulta que el país necesita incrementar sus exportaciones, mejorar el empleo de mano de obra, y aumentar el crecimiento, todo lo cual es positivo. Además, el país está preocupado por aumentar la productividad general y, sin embargo las autoridades reflejan este bochorno. ¡Qué manera de echarle pelos a sopa!

¡Por favor, que no se joda Chile!

 

Columna publicada en Cooperativa