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Noam Titelman: “La Educación Pública es el tema central”

Como parte del programa de actividades del programa Diálogo Público Privado del CED, el  presidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC) y vocero de la CONFECH, expuso su visión sobre la gestación, evolución y futuro del movimiento estudiantil ante un público formado por empresarios, académicos, parlamentarios e investigadores.

El dirigente estudiantil dividió su  presentación haciendo un análisis del movimiento – sus reivindicaciones y desafíos – en su evolución cronológica.

El pasado (génesis) del movimiento

Para Titelman, hasta el año 2006, el movimiento estudiantil y su accionar tenía como lógica la interacción entre los actores juveniles y el Estado. Con el Movimiento “Pingüino” este paradigma cambia dada la aparición de medios de comunicación y tecnologías (como redes sociales) que aportan más fuerza al movimiento al facilitar su coordinación y llevar su discurso de manera casi automática a un espectro social amplio. De esta forma, el 2006 las demandas y reivindicaciones estudiantiles “hacen sentido” para la gran mayoría de la sociedad y se consigue un apoyo transversal de la ciudadanía, al instalarse -por primera vez- la noción que desde el mundo social se puede cambiar la situación de la educación chilena.

Considerando las lecciones aprendidas de este proceso, las gestiones del movimiento el 2011 se inician teniendo dos elementos como ejes: Apelar a un tercer actor hasta entonces no considerado en esta “dinámica” y, como segundo factor, la noción de desconfianza en las instituciones. De esta forma, el movimiento se aboca hacia la ciudadanía y mantiene poco contacto con las instituciones, formato lo que le permite obtener un apoyo histórico entre los diferentes estamentos de la sociedad.  A ello debemos sumar que el movimiento recoge elementos que incluye entre sus reivindicaciones, el endeudamiento, que además de estar presente en el ámbito educacional, refleja una condición de apremio para la mayoría de los hogares chilenos.  Es así como desde el endeudamiento se va evolucionando hacia la instalación de nuevas demandas: la gratuidad -como un derecho- pero también como una manera de entregar “certeza” a miles de familias.

El dirigente estudiantil señaló que así  se llegó al final del 2011, con una “sensación extraña” y sin grandes avances, pues el gobierno hábilmente recurrió a la inyección masiva de recursos a la educación -a través de más aportes para el financiamiento de las carreras-. Ello nuevamente con tiene como foco en el sector privado, pues el Crédito con Aval del Estado llega a un tipo de instituciones que son las más criticadas por el movimiento estudiantil: las con fines de lucro; con altas tasa de deserción y con una calidad cuestionada.

Pese a esta sensación, el proceso 2011 dejó instalados desafíos que recogió el movimiento el año 2012.

El Presente

Durante este año el movimiento centró su trabajo en tres espacios diferentes: En el interno; reflexionando y preparando las demandas y petitorios del sector. En el espacio ciudadano; con el propósito de generar apoyo desde él, tarea compleja pues luego de jornadas de protesta el movimiento perdió apoyo, no por las demandas en sí, sino por el desgaste natural y por las “formas”. A lo anterior se sumó el manejo comunicacional, del que ha hecho buen uso el Gobierno, que ya había aprendido las lecciones del año anterior) y, por último, en el espacio institucional; donde los estudiantes reconocieron que era indispensable trabajar con el poder legislativo y no marginarse de ningún espacio (así, por ejemplo, se consiguió en el Senado la prohibición del lucro en entidades de educación con fondos públicos).

Para Titelman las discusiones hasta ahora se han producido oscilando entre dos nociones: una que sostiene que todos los problemas se derivan de lo realizado por los gobiernos anteriores, por lo tanto no se puede hacer nada, y otra que  apunta a esperar al próximo gobierno que será el que resuelva. Lo que igualmente llama a “soportar” la situación vigente hasta que ello suceda.

Mientras tanto, se corre el riesgo de perder el foco central de esta discusión: La Educación Pública, que para el dirigente -claramente- es más que sólo hablar de gratuidad. Ella se percibe desde valores diferentes a las concepciones de lucro; competencia y selección, más bien abre un espacio plural; de integración; igualdad y encuentro desde “donde la sociedad se piensa”.

Lo que se viene: El futuro

Noam Titelman fue claro. Se necesita proyectar el movimiento en el tiempo y para ello es necesario construir desde los cimientos. Esto implica articular un discurso potente que tenga altos grados de efectividad, puesto que los grandes cambios por los que trabajan aún están lejos de ser alcanzados.

Finalmente señaló que, aunque el movimiento no llamará a dar, ni dará el apoyo a ciertos grupos o personas en el proceso eleccionario municipal, ni tampoco caerá en lealtades mal entendidas, sí posee claridad que los estudiantes no se pueden ni deben marginar de este espacio de participación.

Junto a lo anterior, se considera clave fortalecer la capacidad del movimiento estudiantil para generar alianzas con otros actores sociales. A fin de tener  éxito en la transformación social.