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Superar la pobreza: meta transversal a los gobiernos

En el desayuno del mes de abril del Diálogo Público Privado del CED, Soledad Arellano, Subsecretaria de Planificación expuso sobre la Asignación Social, primera etapa de un camino que busca establecer un piso mínimo para las familias, el “Ingreso Ético Familiar”.

La autoridad contextualizó la conversación señalando que la creación de este subsidio se encontraba presente tanto en el Programa de Gobierno del Presidente Piñera, como uno de los componentes del Ingreso Ético Familiar, así como también en el primer mensaje presidencial del 21 de mayo del 2010, en el cual el Presidente señaló que “Derrotar la pobreza constituye la mejor inversión que podemos hacer para fortalecer nuestra democracia, promover la paz social y abonar el camino hacia el desarrollo”.

Sin embargo, la Subsecretaria fue clara al advertir que esta ya era una meta de los gobiernos anteriores. Por ejemplo, tanto Lagos como Bachelet se propusieron sentar las bases para un “Chile libre de miseria” y “la meta al 2010 es ambiciosa: indigencia cero”.

Pese a este reconocimiento, la autoridad también indicó una duda y esbozó la crítica: ¿Por qué no se pudo avanzar más en pos de este objeto? Para ella la explicación está en que el Programa Chile Solidario, eje de para lograr la erradicación de la pobreza extrema, no logró los resultados esperados (como lo evidenció el estudio realizado por el PNUD el año 2009).

Es por ello que para enfrentar el mismo propósito, la actual administración se planteó una nueva estrategia, cuya primera etapa, la Asignación Social (o transferencias condicionadas) comenzó a ejecutarse durante este mes. Dicho subsidio, es entendido como la primera etapa -necesaria- para llegar al Ingreso Ético Familiar.

Esta política social del Gobierno de Piñera tiene planteados objetivos: De corto plazo, al dar un alivio inmediato y efectivo a las familias en pobreza extrema; de mediano plazo, para que las familias logren emplearse y salir de la pobreza mediante su ingreso autónomo; y de largo plazo, al buscar apoyar dimensiones que tengan incidencia significativa en la promoción y movilidad social de las familias en situación de pobreza extrema.

Soledad Arellano explicó que al hablar de objetivo de corto plazo, no se está haciendo más que referirse a la Asignación Social. Esta primera etapa (que comenzó a operar durante abril), considera un bono base per cápita de $7,500 condicional en participación en Chile Solidario; un bono adicional por niño de $5,000 (condicional en: niños menores de 6 años: Control de niño Sano; niños mayores de 6 años -22% Matrícula en colegio, 78% Asistencia a clases-); un bono adicional por formalización laboral femenina (mujeres que no registran cotizaciones en 24 meses y cotizan 3 meses continuos, cubre el 10% de la renta o ingreso por el que se cotiza con un tope de $51,600 por los tres meses); además, estos bonos exhiben gradualidad siendo crecientes según la vulnerabilidad del beneficiario.

La Subsecretaria señaló que en la Segunda Etapa: Ingreso Ético Familiar, se aspira a que éste no sea sólo un mecanismo de transferencias condicionadas que complemente el ingreso actual de las familias, sino que incluya una reforma importante con una perspectiva enfocada al empleo. Su objetivo principal es habilitar y promover activamente la inserción laboral. Es así como su diseño busca que las transferencias no generen efectos negativos en el empleo, para ello, se aplicará un sistema de gratificación -en lugar de quitar beneficios- para premiar a aquellas personas que consiguen progresos y logran aumentar sus ingresos. En esta etapa, se toma como punto de partida los subsidios y programas existentes, para complementar la brecha, articular lo existente y crear los medios necesarios.

Para la autoridad de Gobierno, la clave del Ingreso Ético Familiar es que está concebido con el propósito de complementar el actual Sistema de Seguridades con un Sistema Oportunidades, en el que se pueda asegurar a todas las familias un piso mínimo y que, además, permita que algunas alcancen un componente más fuerte en empleo.

Cómo se estructura el Ingreso Ético Familiar

Los componentes básicos que explican el proceso para llegar a la institución de un Ingreso Ético Familiar, y que a la vez son los ejes claves para el funcionamiento tal como se ideó el sistema, son: Las Transferencias Condicionadas; la Habilitación Laboral y la Habilitación Social.

Las Transferencias Condicionadas son aquellas que buscan cerrar la brecha promedio entre ingresos familiares y umbral de pobreza extrema en forma instantánea, relacionado con el primer objetivo de corto plazo: dar un alivio inmediato y efectivo a las familias en pobreza extrema. Además, ellas se pueden entender como las condicionantes que apuntan a lograr objetivos de mediano plazo (salir de la pobreza mediante su ingreso autónomo) y de largo plazo (promoción social). Este beneficio se entrega mientras se participa en el programa, independiente de haber superado (o no) su condición de pobreza extrema. Están diseñadas para ser retiradas gradualmente.

Por su parte, la Habilitación Laboral (concebida para cumplir con los objetivos de mediano plazo y largo plazo), apunta a utilizar todo el capital humano de una familia, basándose en la premisa que todos son “promovibles hasta que se demuestre lo contrario” (diferenciar entre pobreza estructural y pobreza temporal). Además, ella considera un diagnóstico de condiciones iniciales y condiciones de éxito definidas en forma independiente de la ejecución. En definitiva, aspira a promoverla formalización e inserción al trabajo.

Finalmente, la Habilitación Social está pensada como la plena articulación de la dinámica familiar con sus posibilidades y opciones de acceso a la salud, educación y condiciones dignas de habitabilidad.

Soledad Arellano explicó que para seleccionar a las familias que opten por participar de este proceso, se generó un sistema de postulaciones que, luego de una etapa diagnóstica, da paso a la intervención, por medio de las transferencias y capacitaciones. Todo este proceso culmina con una evaluación la que, en último término, busca determinar si éste ha sido exitoso, es decir, si permitió que la familia se “gradúe de la pobreza”.