Dando inicio al ciclo 2012 del los Talleres de Defensa y Seguridad del CED, Jaime Abedrapo, Subdirector de la ANEPE, expuso ante miembros de ramas militares, investigadores y expertos en la materia, sobre “El Consejo de Defensa Suramericano de UNASUR” (CDS).
El académico inició su intervención señalando que este órgano -uno de los nueve que componen la institucionalidad de la UNASUR- se enmarca dentro de esfuerzos de integración que por más de cincuenta años se han realizado a través de diferentes modelos en la región. Sin embargo, fue el CDS el que ha conseguido, mediante una acción dinámica, visible y con materialización de propuestas a nivel regional, logros en materias críticas como la homologación de gastos de Defensa y el proceso de generación de un inventario de capacidades militares.
El experto habló luego de los orígenes del Consejo, de los ritmos en su desarrollo, de las principales influencias y liderazgos, para luego realizar un análisis depurado de este organismo desde la visión del Estado de Chile. En este punto aclaró que para nuestro país es significativo el aporte del Consejo principalmente desde la perspectiva de 4 áreas de avances y las implicancias de ellas: la política de Defensa (intercambio de información, transparencia en los gastos recursos económicos, identificación de riesgos y operaciones de paz); la cooperación militar (operaciones de paz y humanitarias, ejercicios combinados, intercambio de experiencias); la industria de la tecnología y de la Defensa (diagnóstico de la industria, áreas de acción estratégica, cooperación para la protección de la industria) y también desde la perspectiva de la formación y capacitación (registro de centros de formación, intercambio de programas y de docentes, creación del Centro Suramericano de Estudios Estratégicos de Defensa).
De esta manera, el CDS responde a los principios de política exterior de nuestro país, ya que es percibido como una institución que favorece la superación de amenazas entre los estados miembros, ayuda a reducir la desconfianza y prevenir riesgos y favorece los procesos de integración regional. Todo ello se alinea con la visión y grandes objetivos de Chile, los que se han plasmado, como ya se mencionó, en la transparentación de los gastos militares (proceso en el que nuestro país jugó un rol fundamental al liderar la elaboración de la metodología) y en los avances hacia la creación de un inventario de defensa, el que permitirá disponer la información sobre las capacidades de cada país, facilitando la cooperación, por ejemplo, frente a catástrofes naturales o en operaciones de paz. Además, el Estado de Chile ha valorado positivamente el énfasis en la formación y capacitación, elemento primordial para la formación de una identidad sudamericana.