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Presidente de COPSA en el CED: La industria debe mejorar muchos aspectos pero ha sido un aporte para el desarrollo.

Rodrigo Álvarez participó como expositor en un nuevo encuentro del Programa Diálogo Público Privado del CED. En esta oportunidad, la autoridad gremial realizó un diagnóstico de lo que ha sido la gestión de la industria, sus fortalezas y desafíos a los que debe abocarse.

Su exposición comenzó con una revisión de lo que ha sido la historia de la industria de concesiones de infraestructura pública. Recordó los inicios en los años noventa, momento en que el estado chileno -sin mayor experiencia en la materia pero convencido que era el camino para solucionar los problemas de déficit de infraestructura- fue pionero en la región y asumió el riesgo de invertir US$ 2.500 millones en cuatro grandes obras de concesiones.
Este fue el inicio de un proceso exitoso que entre 1993 y el año 2011 representó una inversión total de US$11.961 millones en contratos de concesiones. Este análisis se extendió hasta el momento actual, el que para el presidente de la asociación gremial está marcado por el profundo cambio en la percepción que los usuarios del sistema tienen de él. Señaló que esta situación se hizo crítica con los eventos del 18 de septiembre del 2012, cuando los viajeros que utilizaron la ruta 5 sur debieron soportar atochamientos de hasta siete horas en el peaje de Angostura. Para Rodrigo Álvarez, la reacción de las personas fue la muestra de cómo la carencia total de comunicación entre la industria y los usuarios de sus obras, generó una visión negativa y desconfianzas hacia el sistema. Así, lo que en un momento fue bienvenido y percibido como un elemento que cambiaría la calidad de vida de las personas, hoy, para ellas mismas, es “evidente” y se plantean ante éstas de manera crítica.
Por otra parte, la situación señalada también evidenció las actuales condiciones de la industria, la que pese a tomar todas las medidas posibles sólo conseguirá seguir gestionando el sistema actual. Ello, ya que para dar un salto significativo que no sólo administre los déficits sino que genere cambios que soporten la demanda futura, deben asumirse decididamente los desafíos para los próximos años: mayor inversión, información rápida y transparente entre la industria y sus usuarios, y el fortalecimiento de la relación interinstitucional (principalmente con los ministerios relacionados: Obras Públicas, Vivienda y Transportes).
Al escenario descrito, Rodrigo Álvarez agregó las ventajas del sistema, destacando el rol fundamental que ha jugado la inversión privada en el proceso de desarrollo del país. Sistema de concesiones que, además, se ha caracterizado por funcionar siempre bajo las normativas y reglamentaciones estipuladas por el Estado, a través de un sistema de licitaciones públicas que ha asegurado la transparencia y competitividad de la industria.
Sin embargo, aunque los beneficios son indiscutibles, si no se introducen cambios rápidos que den prioridad a las inversiones en esta área, el déficit en infraestructura pública -incluyendo también obras para generación de energía y riego- alcanzará el orden de los US$100.000 millones.
Las concesionarias están abocadas a trabajar para no llegar a este “peor escenario” aumentando la infraestructura disponible; ejecutando las obras planificadas; mejorando el servicio para los usuarios; perfeccionando los sistemas de comunicación con el público y gestionando la infraestructura existente de la manera más óptima posible. Pero esta industria también requiere que se le otorgue el status que requiere. Por esta razón, Rodrigo Álvarez insistió en la necesidad de reconocer la función estratégica del sistema de concesiones, lo que -a su juicio- debería traducirse en la creación de una Agencia de Concesiones de Obras de Infraestructura Pública.