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Clarisa Hardy en el CED: “América Latina: nombre común para una diversidad extraordinaria”

La ex ministra de Desarrollo Social, Clarisa Hardy, expuso en un nuevo taller de reflexión del CED, instancia en la que compartió y explicó los resultados del estudio -encargado por el PNUD y que requirió de un periodo de elaboración de tres años- “Estratificación social en América Latina: retos de cohesión social”.

Como lo indicó al iniciar su exposición, el principal propósito de la difusión de los datos obtenidos es vencer la resistencia que aún existe en sectores de nuestra sociedad sobre la universalidad de las políticas sociales.

Ello, pues pese a que desde el 2002 América Latina ha disminuido consistentemente sus niveles de pobreza -incluido el periodo de crisis del 2008- también es cierto que este éxito relativo alcanzado por algunos países ha sido sin lograr revertir los niveles de desigualdad.
Entonces, surge una nueva clase media producto de este tránsito entre “región de ingresos medios a región de clases medias” que, sin embargo, ha sido omitida por los expertos, haciendo que políticos y técnicos desconocieran qué estaba pasando con estos nuevos grupos.

De esta manera, el estudio permite -entre otras cosas- conocer, caracterizar y atender las contingencias de esta nueva clase media en América Latina, junto con identificar y caracterizar la desigualdad en la región. Entre los datos entregados por Clarisa Hardy que más llamaron la atención se encuentra ese 38 por ciento de latinoamericanos que están en una situación vulnerable, es decir, que viven con 4 a 10 dólares por día y que, como es evidente, están enfrentados a un alto riesgo de volver a caer en la pobreza. Esto se debe, principalmente, a la calidad o desigualdad en el acceso a la salud, educación y trabajo.

El estudio agrupa a la población de los países de nuestro continente de acuerdo la proporción de ella que vive con determinados rangos de ingresos en: clase alta -grupo residual- (familias que viven con más de US$ 50 dólares per cápita/diarios); clase media (que viven con un rango de ingresos entre 10 y 40 dólares diarios); pobreza (viven con menos de 4 dólares al día) y pobreza extrema (con menos de 2,5 dólares al día).

Esta nueva caracterización permitió también establecer una nueva tipología para los países latinoamericanos, estableciéndose cuatro grupos para ellos:

Grupo I: Uruguay, Argentina y Chile son los países con los niveles proporcionales más bajos de pobreza (la pobreza y la extrema pobreza no superan un dígito del porcentaje de población) y con la clase media más grande.
Grupo II: Costa Rica, Panamá, Brasil, Colombia, Bolivia, México, Venezuela y Ecuador se caracterizan por tener una población pobre mediana (alcanza los dos dígitos pero es menor a la media del subcontinente) y sectores medios emergentes.
Grupo III: Paraguay, República Dominicana, Perú y El Salvador presentan altos niveles de pobreza y sectores medios incipientes y muy vulnerables.
Grupo IV: Honduras, Nicaragua y Guatemala, tres países con pobreza excesiva, donde la pobreza total supera al 50% de la población y que, además, cuentan con una enorme desigualdad.

Para Clarisa Hardy, una de las principales conclusiones que se puede obtener de los resultados mostrados por el estudio, es que se hace indispensable que los países latinoamericanos asuman el gran desafío de pasar a programas de protección social diferenciados por estrato económico, entregando una oferta variada según las características de cada uno de ellos.

Además, señaló estar convencida que uno de los grandes problemas de las políticas sociales aplicadas los últimos tiempos es que no se han articulado con otras políticas claves para el progreso de las personas y sociedades, como las laborales. A su juicio, ello también debe ir acompañado de un nuevo pacto político fiscal de envergadura en la región.

Sólo de esta forma se podrá hacer frente a la gran “demanda de la región, la demanda de los incluidos desiguales”.

Luego de su exposición, el economista del CED, Andrés Sanfuentes, agradeció la información compartida señalando que con ella se ratifican ciertas ideas y se siembra inquietud sobre otras, lo que es fundamental para generar reflexión y los cambios requeridos. El profesor Sanfuentes procedió a comentar la intervención de Clarisa Hardy, estructurando sus observaciones en tres ejes fundamentales de este estudio: desarrollo económico-social; estratificación social; y las valiosas lecciones que de este estudio puede obtener nuestro país.