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Ex Director de la OIT en el CED

Juan Somavía, destacado abogado chileno que ejerció por tres períodos la Dirección de la OIT, fue el expositor invitado al tercer encuentro del ciclo de Talleres Laborales 2013 del CED. En esta oportunidad, abordó los “Desafíos de la legislación laboral chilena”.
Juan Somavía inició su intervención aclarando que, el punto de partida de su análisis se basa en las desigualdades de la sociedad chilena.

Somavía señaló que hay una base de acuerdo amplio sobre uno de los factores críticos de la desigualdad: el trabajo (en ingresos, calidad, estatus, etc.). Entonces, desde ese enfoque, en Chile el trabajo es y genera desigualdad.

El experto se refirió al estado de ánimo que ha percibido en la sociedad chilena, el que se caracteriza por el enojo y crispación frente a los abusos que se perciben. Pero ante esta sensación, la sociedad también está buscando las formas apropiadas de reacción. Algunas manifestaciones de ello las hemos visto en las calles, aunque “La mayoría de las personas no salen a manifestarse, sin embrago, no por ello no reaccionan, pero esta crítica se produce en el seno de sus hogares”.

Esta afirmación podría ser preocupante, pero el expositor confía en que nuestro país será capaz de enfrentar las los problemas y buscar soluciones, pues, a su juicio, ello está en la naturaleza de esta sociedad, la que cada cierto tiempo se “despierta y enfrenta las situaciones”. Como claros ejemplos de ello citó a la Revolución en Libertad y el Plebiscito de 1989.

Esta realidad, llevada al plano del mundo del trabajo, la caracterizó de la siguiente manera. “La sensación de las personas es que trabajan mucho, ganan poco, no tienen tiempo para las familias y menos para la vida de barrio”. A pesar de ello, las respuesta de la mayoría enfrentados a una encuesta es “me las estoy arreglando” (aunque en paralelo el aumento en el consumo de ansiolíticos demuestre lo contario). El anterior es un fenómeno difícil de abordar, cuya decodificación requerirá tanto de la política como de los mensajes enviados por diferentes grupos de interés a través de las acciones de los movimientos sociales.

La clara demostración de que el tema del trabajo está en relación con diferentes planos de la vida social está dada por su presencia en disímiles cuestiones que se han tomado la agenda nacional, como:
– Educación: Es indispensable hacer el vínculo entre calidad de la educación y la calidad del empleo, pues la primera será determinante de la segunda.
– Salud: un problema real de la vida del trabajo es la seguridad y salud en los lugares de desempeño, más allá de un sistema de salud privado y la filosofía que está tras de éste.

– AFP: Ante su evidente crisis ¿qué se propone para mejorarlas pensiones?: aumentar las cotizaciones o los años de trabajo. Somavía destacó que nadie habla de aumentar los ingresos para que los ahorros sean más cuantiosos. Esta es una clara demostración de lo distante que estamos de una real valoración del trabajo.

– La Constitución y las leyes: Pese a que su objetivo es equilibrar los escenarios para los distintos actores del proceso político, las nuestras hacen justamente lo contrario. Por ejemplo, en materia de sindicalización, el Estado no se compromete; al trabajador se le dificulta el acceso a sistemas de asociatividad y con ello se profundizan las desigualdades.
El tema constitucional es clave para valorizar el trabajo. Es indispensable que una Constitución declare que el valor y dignidad del trabajo es uno de los valores que la inspira. Es decir, se debe dar al trabajo la dignidad que le corresponde desde la óptica de los Derechos Humanos. Dar prioridad al trabajo por sobre el capital, es un rol que se debe asumir constitucionalmente.

Para lograr dar valor al trabajo, Juan Somavía relevó que es fundamental avanzar en los siguientes aspectos:
– Un buen trabajo: que requiere poner el énfasis en la dignidad de la persona y convertirlo en fuente de estabilidad, de manera que su buena calidad se traduzca en una, también, buena calidad de vida en familia. Este es el vínculo entre la calidad del trabajo y la calidad de vida en común de las personas.
– Potenciamiento del empleo, pues una comunidad que trabaja tiende a vivir más en paz (demostrado por la casuística y perfiles de agresores y/o crímenes en nuestras ciudades).
– El trabajo es una fuente de credibilidad en las políticas públicas y privadas.

El expositor agregó que si se desea cambiar este estado de las cosas, es indispensable colocar el problema del trabajo y su dignidad en este espacio de valor. Más aún, cuando -a juicio de Somavía- la sociedad chilena está preparada para este tipo de discusión.

Entrando en materia de análisis y propuestas para otorgar esta condición al trabajo, Juan Somavía desarrollo tres ejes claves:
I. Política Integrada. Que contemple:
o Salario mínimo: tema clave si se considera que hoy, el trabajo no resuelve el tema de la pobreza, pues ello se logra vía subsidios. Es necesario llegar a un acuerdo para que en un tiempo razonable realicemos un aumento significativo de este ingreso.
o Capacitación. La manera como funciona hoy en Chile no resuelve el problema de la formación de los trabajadores y, con ello, sus posibilidades de percibir mejores remuneraciones y condiciones laborales. La capacitación es clave, pues ella -a diferencia de la educación que es un proceso a largo plazo- permitiría mejorar las condiciones laborales en periodos de tiempo más cortos.
o Gratificaciones. Que ellas se otorguen verdaderamente en función de las utilidades y no con la modalidad de renta presunta, tan difundida entre nuestras empresas.
o Brecha salarial de género. El Estado -en su rol de empleador- podría transformarse en un generador de cambio haciendo que se asigne igual salario a las mismas funciones. Otro tema importante es el de las salas cunas y maternidad en general, que requieren de un cambio cultural para abordarlas seriamente, en el que se entienda que ser padre o madre es u derecho y tema de Familia, no de la mujer.

II. Fortalecimiento de la Negociación Colectica: las trabas que se le han puesto a este recurso se afincan en “el corazón de la desvalorización del trabajo”.
En nuestra sociedad se ha sobrevalorado el papel del mercado para autorregularse y se desvalorizó el rol del Estado, de las políticas públicas, del trabajo y el mundo sindical para el correcto funcionamiento de la economía.
Vivimos en un sistema contradictorio, en el que se ha dejado todo desregulado para que las fuerzas del mercado se encarguen de ello, salvo en la sindicalización y la negociación colectiva, la que se encuentra híper regulada por la legislación laboral vigente.
La propuesta de Somavía en esta materia es que la sindicalización sea automática, para que luego opere la libertad de renunciar a ella. La negociación colectiva es la herramienta con la que cuentan los sindicatos para negociar a nombre de sus afiliados en un proceso legítimo. Por ello, agregó, es necesario terminar también con los multi rut y los mecanismos reemplazos en huelga.

III. Institucionalidad laboral: Son tres niveles en los que se debe operar:
o Fiscalización y aplicación de las leyes
o Interpretación de la ley
o Conciliación
Ello implica a la vez, abordar otras dimensiones del sistema institucional público que son claves y requieren fortalecerse:
o Sistema de buenas prácticas laborales
o Defensoría laboral pública

Finalmente, Juan Somavía señaló que es el momento para comenzar a hacer los cambios, pues existe suficiente entendimiento de que estas son tareas que urge abordar. “Existen también las formas para comenzar a reaccionar como chilenos, para pensar en un nosotros, en intereses compartidos: Valorar el trabajo es un bien común”.